Su lugar para recordar los fundamentos de applica.
Te sientas frente a una hoja en blanco. La decisión que todos esperan de ti —qué vas a estudiar, qué quieres ser— pesa como si definiera toda tu vida. Y aunque tengas ideas, algo en ti se congela. Ese momento de decidir no es solo un cruce de caminos, es un punto de gran presión interna y externa.
Cuando sientes la presión de decidir qué estudiar o qué camino tomar, las expectativas de los demás (familia, amigos, sociedad) pueden nublar nuestra propia visión. Nos sentimos como si tuviéramos que saberlo todo de inmediato. ¿Y si no eligiera lo correcto? ¿Y si decepciono a los demás?
Pero lo que esconde este momento de parálisis es el miedo. El miedo a equivocarnos, al juicio, a no ser suficientes. El cerebro en esta etapa prioriza más evitar el error o el rechazo que explorar lo que realmente nos gusta. Esto nos lleva a la parálisis.
Y no hay nada de malo en sentir que te congelas frente a esa decisión. Es normal. Es parte del proceso de crecimiento.
Decidir desde el deseo puede ser una forma de conectar con lo que realmente quieres. Piensa en esas 3 cosas que harías si nadie te estuviera mirando.
Cuando sientes la presión de decidir qué estudiar, recuerda que tu vocación no es solo una carrera. Es un eco de tu historia. Cada paso que das, cada experiencia, cada error y acierto, van moldeando lo que realmente te apasiona.
La vocación no se trata de un destino fijo, sino de un camino de exploración constante. No necesitas saberlo todo hoy, solo necesitas darte permiso de descubrirte.
La urgencia de decidir puede nublar la belleza del proceso de descubrimiento. Tómate el tiempo para explorar, probar y, si es necesario, cambiar de rumbo. Lo importante no es decidir bien, es empezar a descubrir quién eres a través de lo que haces.
¿En qué parte del camino te encuentras? ¿Q
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